Y salió el sol...

La mañana lluviosa y ventosa no hacía presagiar una buena tarde de toros, a las cuatro y media Cayetano pisó la arena de la plaza de Toros de Ronda y se hizo la luz... se-paró las aguas... como Moisés, atravesó el desierto llevando al público a la faena prometida prendidos de las tres primeras verónicas, las mariposas bermejas revolotearon otra vez por la plaza de Ronda, el aire olía a toreo viejo con aires nuevos, “si yo hubiera toreado como toreaba Pedro Romero yo no habría sido nadie y si mi nieto va a torear como yo, tampoco será nadie en el mundo del toreo” así pensaba el Maestro.

Cayetano, como Unamuno, se asomó al pozo de la Tauromaquia y gritó su ¡¡¡ yooo!!! que era una forma de afirmar el sentido de su existencia, es decir, lo que él es con respecto a sí mismo y al mundo, y como cantaba Serrat “se escuchó por primera vez”. Hizo oír el silencio catedralicio de la plaza.

Hubo quien quiso encontrar razones que, ajenas a la afición, explicaran su decisión, otros pensaron que sólo era el capricho de un niño bien, se equivocaban, Cayetano estaba alli para hacer temblar las piedras del Tajo y el barranco se hizo más profundo con cada natural, no se pareció a nadie, escribió a su gusto sobre un cielo raso, en una tarde con viento que se llevó el tedio de los toreros clónicos “made in China”, a los que ya nos tenían acostumbrados.
Acabó con el toreo "que ni importa ni estorba", que ni irrita ni emociona y con los "hierros bien forjados de los balcones de Ronda" labró su faena para desde allí abrir la nueva atalaya del toreo.

No hubo inútiles gestos sentimentales para ablandar el corazón de nadie, ni para la galería, ni para los cursis, ni para la prensa rosa, ni para la amarilla; en cada natural, en cada pase, quiso demostrar que no era casualidad, que no era un producto mediático complementado por un físico de galán de cine, y los que vinieron al socaire de la salsa o el tomate se fueron defraudados, se fueron en ayunas de cursilería y de ñoñerías, se fueron sin saber que habían visto a un torero, claro que ellos de eso... no entienden.

Al día siguiente los niños en Ronda guardaron la Play Station , otra vez jugaban a los toros... y se peleaban por ser Cayetano, otra vez, después de muchos años... un torero llamado Cayetano volvía a torear en “la corrida más grande que se vió en Ronda la vieja”

Y salió el sol...y de nuevo Cayetano