De Purísima y oro
La emBoscada

Si los obispos piden adelanto electoral, este Blog se une a la campaña de
Wayoming y pide el adelanto del juicio final como solución definitiva a la crisis
¡No más parches!

Wednesday, December 01, 2004

José María ¡qué hombre...!

Jóse, (así, con acento en la o) se alisó el pelo con las puntas de sus dedos, era un gesto que le daba distinción y un cierto aire juvenil que él nunca habia abandonado, se apretó el nudo de la corbata, abrochó el segundo botón de su chaqueta negra mientras miraba a su alrededor con una cierta indiferencia y no pudo evitar acordarse de sus entradas triunfales en el parlamento.
Recordó como hasta hacía muy poco tiempo, los policías de servicio se cuadraban a su paso, como los ugieres le hacían una resputosa reverencia y como los corrillos de diputados bajaban la voz a su paso.
Sintió esa sensación que le recordaba sus primeros exámenes o su primer beso, era una sensación realmente contradictoria, le asaltaba cada vez que un tema importante aparecia en su vida y aún, a pesar de su medio siglo, era incapaz de definir aquella sensación, es más, era imposible saber si le gustaba o no, aunque de tenerse que decidir por una de las dos opciones hubiera optado porque le gustaba, en su opinión solo podía tener comparación con los pensamientos que asaltaban a los toreros en el patio de cuadrillas.
Entró en el parlamento con la seguridad y el aplomo que da el saberse ex presidente invicto, su mano derecha en el bolsillo acariciaba suavemente el trozo de mineral "es rojo de amor el oligisto" pensó, mientras balanceaba la izquierda como los soldados en los desfiles, no había superado su complejo de no haber ido al servicio militar y sentía admiración por ellos y una verguenza nunca confesada, era como un sentimiento de traición que le golpeaba constantemente cuando por motivos de su cargo debió presidir a algún acto militar pero que se hizo presente de forma muy especial cuando asistió al entierro de los sesenta y dos militares muertes en el accidente del Yacolev 42 y escuchó los insultos de los familiares, se sintió desnudo o peor aún desnudado.
Atravesó los pasillos del parlamento sin la expectación de otra veces a excepción de la prensa que a buen seguro querían ser testigos de su "paseo" y especialmente los de la SER y el Grupo Prisa en general... ¡bastardos! murmulló.
Una vez dentro del despacho destinado a la espera de los comparecientes miró a su alrededor no era como el que tenía cuando era presidente, una cierta tristeza invadió su ánimo, una vez más se llevó ambas manos a los temporales, mesó su melena y decidió que no era este un buen recuerdo antes de entrar a enfrentarse a quienes, con seguridad, pretenderían sacarle la piel a tiras.
Le vino a su memoria que no estaba ya aforado y no pudo evitar que un escalofrio recorriera su espalda, se esforzó en pensar que no se trataba de nada que pudiera tener la más mínima relevancia penal, para tranquilizarse repitió una y otra vez, en voz alta, que aquello sólo tenía repercusión política y él ya estaba en otra cosa.
En estos pensamientos andaba, cuando le vino a su mente le decisión firme de atacar, ¡no lo humillarían! ¡no conseguirían doblegarle! ¡jamás reconocería que mintió, ni que manipuló! aquella miserable conjunción nacionalsocialcomunista no se saldría con la suya.
Miró el reloj, eran ya las nueve de la mañana, de un momento a otro lo avisarían para comparecer, estaba tranquilo, se sentía arropado por la crema y nata de su partido, allí estaba Acebes, Martín Pujalte y hasta Trillo que, al igual que él, estaba siendo objeto de una lapidación pública por parte por parte de los de siempre, Trillo le producía un especial sentimiento de afecto, se sentía cerca de él, solidario antes y ahora, cuando fue presidente y cuando no lo era, definitivamente Trillo se merecía todo el apoyo del partido ¡ ni hablar de dimitir! ¿porqué? ¿no eran militares profesionales? ¿no eran conscientes del riesgo que asumían? para colmo quienes habían cometido errores de bulto fueron sus propios compañeros, ¿no eran militares los que hicieron las autopsias? ¡Dios, hasta los militares le habían vuelto la espalda! aquello una vez más era la caza del hombre, lo intentaron con él, con Ana Palacios, con Cascos.... y lo volverían a intentar en escasos segundos. Era extraño, a pesar que no se sentía responsable de ese desgraciado accidente, su recuerdo le asaltaba de forma recurrente y no podía deshacerse de él, se estaba convirtiendo en algo incomodo que le producía una sensación de vacío.
En esta desagradable situación estaba, cuando sintió una mano en su hombro, era la de Acebes que, respetuosamente, le invitaba a dirigirse a la sala, cogió su libreta miró hacia la puerta y se dirigio a cumplir con su obligación como español, él que pasaría a la historia como el hombre que situó a España en el lugar internacional que nunca tuvo, él que situó al terrorismo etarra entre las cuerdas... ¿qué hacía allí? ¿ de qué tenía que dar cuenta? a su espalda se escuchaba hablar en voz baja a sus acompañantes pero ninguno se atrevió a hablarle
Estaba tranquilo, escrupulosamente peinado y vestido, brillante su pelo, y las uñas, las uñas como el estilo, es más fácil tenerlo brillante que limpio, susurró, daba la sensación de querer aparecer como arrogante, sabía que la izquierda quería verlo sentado en la mesa de la comisión y no quiso darle el gusto ni la inciativa política de citarlo, recodaba como balbuceaba Rajoy cuando le pidió que el PP lo llamara a declarar ante la comisión del 11 M y como sólo dejo de hacerlo al explicarle detenidamente que la iniciativa tenía que ser de ellos y no de la izquierda, ¡ si de cualquier forma lo iban a llamar, que lo hiciera su propio partido ! ¡ sería el primer presidente en declarar ante una comisión de investigación ! y además daría un nuevo ejemplo de transparecia.
Es verdad que no había defendido ni votado la constitución, incluso había escrito algún articulo en el año79 en aquel periódico La Nueva Rioja en el que decía que tal como estaba redactada la Constitución, los españoles no sabemos si nuestra economía va a ser de libre mercado o, por el contrario, va a deslizarse por peligrosas pendientes estatificadoras y socializantes, si vamos a poder escoger libremente la enseñanza que queremos dar a nuestros hijos o nos encaminamos hacia la escuela única, si el derecho a la vida va a ser eficazmente protegido, pero la había asumido más que los que la hicieron, ¡ahí estaba su grandeza de político y de estadista!, además el tiempo le estaba dando la razón, la Iglesia estaba perseguida ¡lo decían los obispos! La asignatura de religión a punto de desaparecer, el estado laico iba a ser consagrado en el parlamento, la eutanasia y el aborto absolutamente libres, ¿qué clase de España querían hacer? ¿podía existir una España laica?

Su pensamiento voló hacia Mariano, aún estaba muy verde pero no importaba, lo mismo decían de él y mira ¡ invicto !.

"Buenos días . Señorías, vamos a da comienzo a la sesión prevista para el día de hoy. Nos acompaña hoy D. José María Aznar López, presidente del Gobierno de España durante ocho años", la voz de Pulino Rivero, presidente de la comisión, con su acento canario sonaba dulce, eran las nueve y diez de la mañana y aquellas palabras le volvieron a sus pensamientos en la sala de espera y a España, a la España de siempre, se sintió reconfortado y seguro. "Para dar comienzo a la comparecencia y hacer una intervención inicial, tiene en primer lugar la palabra el señor Aznar López", concluyó el presidente.

Un repentino sabor a sangre le hizo volver a la sala, de forma pausada, conteniendo la emoción y los nervios comenzo a desgranar las palabras, arrastrando suavemente los eses mientras iba localizando a cada uno de los presentes en la sala "señoras y señores comisionados, cuando el Congreso acordó constituir esta Comisión me dirigí al presidente del Grupo Parlamentario popular para transmitirle mi plena disposición a comparecer" su voz nasal, a pesar de las clases de dicción, sonaba clara en la sala.
Alegó su condición de desaforado al no ser parlamentario, estaba allí sólo, sin nadie... era el primer expresidente de gobierno que acudía a una comisión de investigación ¡estaba, una vez más, haciendo historia!.
Hecho el alegato de su gesta, debía pasar a recordar a ls víctimas, no podía permitir que la defensa de los muertos, de los heridos y de sus familias fuera monopolio de aquellos que despreciando la ley, rodearon las sedes del PP mientras gritaban ¡antes de votar queremos la verdad! ¡miserables! estaban allí organizados por la izquierda, profanando el sagrado día de reflexión, alentados por la SER ¿podía alguien, en su sano juicio, pensar que los miles de manifestante habían concurrido alli por casualidad? ¡rotundamente, no! detrás de aquello había una organización, una dirección, un control y un objetivo: ganar las elecciones del día siguiente.