El 16/06/09 escribí en este mismo Blog: "Los ingenuos piensan que Rajoy puede suspender de militancia a Bárcenas, yo, en mis cortas luces, lo niego. No hay secretario general o presidente de un partido que explulse a su tesorero, pueden cesar a quien quiera, ¿pero al tesorero? ni de coña.

Un tesorero expulsado (acuérdense la que montó el contable de Filesa, y era sólo un contable) es capaz de poner a parir a cualquier partido y el PP que se sepa y hasta ahora es un partido

¡Suerte maestro!"

Hoy 7 de abril de 2010 el señor Bárcenas sigue siendo miembo del PP, le mantienen el despacho y la pagan el abogado, está claro, sabe demasiado y de demasiada gente, es la espoleta que tiene el PP y que les puede hacer saltar por los aires.

Don Mariano (ellos son siempre Don y Señores a diferencia de los demás que somos la canalla) tiene dos opciones, cesa al Señor Bárcenas y el PP salta por los aires hecho añicos y a continuación se vuelve a refundar el partido o lo mantiene, mira para otro lado y se enroca en la doctrina oficial de que el PP ha sido utilizado por personas y que ellos siguen siendo incompatibles con la corrupcion (doctrina Aznar).

Como a mi me gusta mojarme, ahí va mi vaticínio: No lo cesa, es más lo defenderá siempre, si es condenado irá contra el juez, apelará lo apelable y lo no apelable, el fiscal terminará acusado, el juez en el talego, el jefe policial encargado de la investigación cesado y solicitando la segunda actividad, aparecerá Trillo y anulará mil pruebas, el bedel del juzgado será trasladado a Alcorcón, el abogado de la acusación suspendido por su colegio profesional, el presentador de los telediarios y el director de la sexta condenados por calumnias, un señor que leyo El País y una señora mayor que escuchaba la SER encarcelados por asociación ilegal. Pero Don Mariano seguirá estando unido al Sr. Bárcenas por un lazo divino que le rodea el cuello, de forma que lo que ha unido el destino que no lo separe ni Dios, salvo que Don Mariano quiera suicidarse, en cuyo caso sería enterrado en el cementerio civil, habría pecado contra el sacrosanto derecho a la vida, enojado al Supremo (Ser) y se habrá vuelto a su registro de la propiedad, solo, abandonado, sin chófer, sin coche oficial y sin despacho en calle Génova, Esperanza hará bueno su nombre, Gallardón paseará su mirada triste por encima de su mesa, mirará a la ventana y pensará en seguir esperando a que Esperanza le deje paso.

¡Qué pena de país! ¡Qué tropa!