La caída del muro capitalista

Cuando cayó el muro de Berlín absolutamente todos respiramos aliviados, hubo quien, además de respirar, afirmó que con la caída del muro y la consiguiente desaparición del bloque del este y de la Unión Soviética quedaba demostrada la supremacía inequívoca del sistema capitalista.

Dentro del sistema capitalista, también llamado sistema de libertades, hay quien defendía que el mercado era capaz de regularlo todo y por lo tanto de darle solución a cada situación de crisis que hipotéticamente se pudiera presentar, la intervención estatal no dejaba de ser una intromisión inaceptable e innecesaria en un sistema auto regulable,  capaz de reparar por si solo cualquier solución de continuidad que pudiera producirse, es decir el sistema capitalista al igual que el caracol es capaz de crear una baba reparadora que dejaba al sistema listo para estrenarse.  

Los ultra liberales, neo liberales y demás tribus andban tranquilos en una época de crecimiento sostenido que jamás se había conocido, había ya quien hablaba del fin de los ciclos económicos y auguraba una era de bonanza parecida a la vida eterna.

En esto estaba el personal, tan encantados de haberse conocido, que se dedicaban a comprar eso que se denominan productos financieros, tan desconocidos para ellos como para sus creadores, pero como en la época de los milagros hasta la nada terminaba siendo rentable, la tentación lo invadió todo, la rentabilidad no tenía una lógica intrínseca basada en el valor, sino en la ganancia, hasta que llegó el comandante y mando parar, y se jodió el invento, y esos que tanto saben de economía y que se dedican a decirnos a los demás que debemos de apretarnos el cinturón cuando las crisis que ellos provocan no devoran a todos menos a ellos, llegaron a la brillante conclusión que los estados debían de inyectar dinero, y así se hizo, ahora si ellos lo pueden devolver comenzaran de nuevo a defender al estado liberal independiente de los gobiernos, si les sale mal y no lo devuelven lo pagaremos el personal.

El muro capitalista ha caído, Berlín y  New York son ciudades hermanas, por cierto ha llegado el otoño el económico y el meterológico, ¡vivan los liberales!